miércoles, 21 de octubre de 2009

LA BANDERA:

Después de luchar bajo las órdenes de la Corona contra los ejércitos libertadores de Suramérica, Narciso López se trasladó desde su natal Caracas hacia Cuba. Allí su mentalidad cambió, lo cual lo llevó a rebelarse contra la Corona que había defendido años antes. Su apoyo a la causa revolucionaria lo condujo al exilio, involucrándose en organizaciones en pro de la libertad de Cuba.

En el año 1849, Narciso López se encontraba exiliado en la ciudad norteamericana de Nueva York llevando a cabo los planes para una posible insurrección. Una mañana, cuenta la leyenda que una vez levantado López de su sueño y al mirar por la ventana, vio en el cielo los colores del alba de la mañana. A lo lejos pudo apreciar “un triángulo de nubes rojas que anunciaban el alba, y en el triángulo brillaba el lucero de Venus, la estrella de la mañana, mientras dos nubes blancas partían desde el triángulo para dividir en tres franjas azules el cielo resplandeciente” . Entusiasmado por la que acababa de ver, López se dirigió a su amigo, Miguel Teurbe Tolón, para contarle el acontecimiento que se desenvolvió en los cielos. Miguel Teurbe Tolón fue quien le diseñó la bandera a López con el relato de su visión, y Emilia Teurbe Tolón, esposa de Miguel, fue quien la cosió a mano por vez primera.


Tanto la bandera como el Escudo nacional fueron diseñados por Miguel Teurbe Tolón. Las especificaciones de diseño de ambos fueron establecidas por el primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, mediante Decreto, el 21 de abril de 1906 y han permanecido sin modificaciones desde entonces.

La bandera de la estrella solitaria fue diseñada de la siguiente manera. Las tres franjas azules turquí representan los tres departamentos militares en los cuales la colonia de Cuba estuvo políticamente dividida por la Corona durante aquella época (Occidente,Centro y Oriente). Las dos franjas blancas representan la pureza de todos los patriotas cubanos. El triángulo equilátero rojo que se encuentra a la izquierda, representa la sangre derramada por los patriotas durante las guerras de independencia. Los patriotas (López y Teurbe Tolón) “eran masones y no tardaron en aceptar el triángulo que es símbolo de la Providencia” (Núñez 20). Para la masonería, el triángulo rojo también “simboliza la grandeza del poder que asiste al Gran Arquitecto del Universo y cuyos lados iguales aluden a la divisa masónica de libertad, igualdad, fraternidad y a la división tripartita del poder democrático. La estrella de cinco puntas significa la perfección del maestro masón: la fuerza, la belleza, la sabiduría, la virtud y la caridad. La bandera comprende además en su integración los tres números simbólicos. El tres (tres franjas azules) representa la armonía perfecta; el cinco, resultado de la suma de todas las franjas, significa espíritu vivificador, que perpetúa la naturaleza; y el siete que se obtiene al sumar el triángulo y la estrella es un número considerado divino por los judíos y los griegos.” (Ponte Dominguez 44). La estrella blanca en el centro del triangulo rojo (al principio tenía una punta dirigida hacia el extremo derecho del triángulo) también representa la unión del pueblo cubano en un solo fulgor.

HIMNO CUBANO:

El 13 de agosto de 1867, se reunió el Comité Revolucionario de Bayamo en la casa del abogado Pedro (Perucho) Figueredo, para elaborar los planes que debían desencadenar el movimiento independentista cubano. Allí se le sugirió al propio Figueredo que compusiese "nuestra Marsellesa". Esa madrugada, la del 14 de agosto, plasmaba el revolucionario bayamés la melodía del que llegaría a ser nuestro Himno Nacional. Se le llamó La Bayamesa como expresión de su carácter revolucionario y del lugar en que nacía la rebeldía nacional.

El 8 de mayo de 1868, Figueredo le solicita al músico Manuel Muñoz Cedeño la orquestación de aquella marcha, canto épico que se distanciaba de los himnos con perfiles sacros, himno de guerra y de victoria que debía llamar al combate y exaltar el sentimiento patrio. El 11 de junio de 1868 logró Figueredo que se tocase en la Iglesia Mayor de Bayamo. Catorce meses después de creada la melodía de nuestro himno, Figueredo le incluye la letra.

El 10 de octubre de 1868 se inicia la Revolución y diez días después, el 20 de octubre, es tomada Bayamo por las fuerzas insurrectas. En medio de la alegría y el bullicio de las tropas rebeldes, mezclada con la muchedumbre jubilosa, al lado de Carlos Manuel de Céspedes y otros patriotas, y en medio de los gritos que solicitaban la letra de aquel himno, Figueredo sacó lápiz y papel de su bolsillo y cruzando una pierna sobre la montura de su caballo escribió la letra que, copiada de mano en mano, a coro con la música, se cantó por primera vez por todos los que allí participaban. A partir de entonces sus notas presidieron todos los actos del movimiento independentista y ha llegado hasta hoy, como la expresión del carácter patriótico de nuestro pueblo.

La partitura y letra originales fueron donadas al Museo Nacional de la Música. Dicha composición poética está conformada por seis estrofas o cuartetas de veinticuatro versos, que transgreden el molde clásico de la redondilla. El autor se sirve de la polimetría, prescindiendo de estructuras métricas cerradas y de la rima tradicional.

En las seis estrofas relaciona versos sueltos o libres (1’ y 4’ ) con los 2’ y 3’ de rima consonante. Coinciden fonéticamente: orgullosa/gloriosa; sumido/sonido; tirano/cubano; ido/sonido; caídos/vencidos; estampido/sonido (9).

La quinta estrofa vincula la consonancia descrita con la rima interna, dada la coincidencia fonética de sonidos en el interior de la estrofa. Estos son: huestes/triunfantes/valientes.

Los versos encabalgados en la segunda y tercera estrofas, comunican contención, ofreciendo intensidad de las emociones en su continuidad







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